KIND President Prioritizes Child Protection Following 2024 Election. Read Our Statement Now.
May 21, 2020
U.S. deportation and expulsion practices are recklessly exposing an entire region to increased risk of COVID-19. Since the onset of the pandemic, even as it has suspended asylum processing, paused most immigration court proceedings, and issued broad travel restrictions, the Trump administration has continued deportations apace, reportedly operating hundreds of deportation flights, including many to countries whose already strained healthcare systems could collapse as a result of COVID-19. Over 100 people deported from the United States have been confirmed to have tested positive for COVID-19, often after being held in unsafe conditions in U.S. detention facilities without adequate testing or access to medical care.
The administration has unlawfully expelled tens of thousands of people under a new policy weaponizing the pandemic to deny people access to asylum and humanitarian protection, which violates domestic and international law and fails to further public health. While initially characterized as an emergency measure, the policy was just extended indefinitely.
Amnesty International USA, the Latin America Working Group, Physicians for Human Rights, the Haitian Bridge Alliance, Kids in Need of Defense, and Oxfam call on the U.S. government to immediately adopt a temporary moratorium on all deportations in light of COVID-19 and stop unlawful expulsions of people seeking safety at the border.
Las prácticas de deportación y expulsión de Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19 exponen, sin precauciones, a toda la región a un mayor riesgo de contagio de COVID-19. Desde la declaración de la pandemia, la Administración Trump ha tomado medidas como suspender el proceso de asilo, pausar la mayoría de los casos ante las cortes migratorias y emitir restricciones de viaje amplias; no obstante, al mismo tiempo sigue llevando a cabo miles de deportaciones. Según se informa, Estados Unidos ha operado cientos de vuelos de deportación a diversos países, incluido a muchos países cuyos sistemas de salud—que ya enfrentaban serias dificultades—podrían colapsar como resultado del COVID-19. Se ha confirmado que más de 100 personas deportadas de Estados Unidos dieron positivo en pruebas de COVID-19, muchas veces después de haber sido detenidas en condiciones inseguras en centros de detención de Estados Unidos y sin acceso adecuado a pruebas ni a atención médica.
La administración ha expulsado de manera ilegal a decenas de miles de personas de acuerdo con una política nueva que usa la pandemia como excusa para negar el acceso de las personas al asilo y a la protección humanitaria, violando así el derecho nacional e internacional e impidiendo la promoción de la salud pública. Aunque al inicio fue caracterizada como una medida de emergencia, esta política acaba de ser prorrogada de manera indefinida.
El gobierno de Estados Unidos debe adoptar de manera inmediata una suspensión temporal de todas las deportaciones debido al COVID-19 y detener las expulsiones ilegales de personas que buscan seguridad en la frontera.